domingo, 27 de junio de 2010

A falta de teletransporte buenas son videollamadas

- O de cómo Iria logró subirse al carro de las nuevas tecnologías -


Antes de establecernos en Finlandia aquel 2 de noviembre del año pasado, Dani ya llevaba un año yendo y viniendo de España hasta aquí para resolver cuestiones laborales. Fue entonces cuando yo empecé a tener mis primeros deslices con las videollamadas a través de Skype.

Hoy día se ha convertido en un medio de comunicación cotidiano en nuestro día a día que nos permite hablar con nuestras familias y amigos y al que ya me estoy, más o menos, acostumbrando.

Pero dentro del mundo de las videollamadas hay cosas que aún me siguen fascinando como si fuera la primera vez, porque no me digan que no resulta increíble que los padres de Dani asistiesen al cumpleaños de su primogénito a través de las redes:



O que hayamos conocido al penúltimo miembro de la pandilla en nacer mirando embobados hacia la pantalla del televisor:



La última experiencia fue ayer. Le organizamos una fiesta sorpresa (y me incluyo, por qué no) a mi tío Jesús, hermano de mi madre, por su cumpleaños. Fue en Espartinas, en casa de sus amigos Hilario y Lourdes (¡gracias!). En primer lugar habíamos preparamos unos vídeos sorpresa de felicitaciones varias. Por un lado mi hermana Aurora y Gustavo, su novio. Gustavo se presenta hoy al examen de oposiciones en Málaga (tengo los dedos cruzados) y ambos están pasando allí el fin de semana en casa de mi tía Conchi. Por otro lado, sus hermanos le han grabado otro vídeo: mi tío Manolo (mi padrino), mi tío Juan Bosco, mi tía Conchi (la de Málaga) y mi madre, Pilar. Y, por último, nosotros hemos hecho lo propio desde Finlandia. Luego ha visto un vídeomontaje precioso que le han preparado mis hermanas con fotos suyas.

Y ha sido después cuando han conectado en directo, primero con los que estamos en Helsinki y después con los que andan en Málaga, usando Skype (aunque alguna se empeñara en hacerlo a través de Spotify...)



Y allí estábamos nosotros, Dani y yo, en una pantalla gigante, ante la mirada emocionada de mi tío en primer plano y vislumbrando a mucha gente tras él a la que no podíamos distinguir muy bien en la oscuridad por lo que nos daba la impresión de que estábamos solos con él. Hasta que mi tío se quitó de enmedio. ¡Qué vergüenza, allí había el ciento y la madre!, ¡y los flashes no paraban de saltar! Creo que es lo más cerca que estaré de un programa tipo "Sorpresa Sorpresa".



Y mi prima Olga (ya te dije que te la pagaría) ahí, erre que erre, metiendo palitos en candela todo el tiempo viendo lo mal que lo estábamos pasando, nos mostró la pantalla en la que todos nos estaban viendo, ¡qué joía más grande que eres!

Y yo cada vez más acalorada...

Pero fue realmente increíble. Ver a mi tío rodeado de todas las personas que lo quieren, saber que se ha llevado la sorpresa de su vida y nosotros, a cinco mil kilómetros, siendo testigos de aquello. Pasé mucha vergüenza ayer pero lo haría mil veces más. Aún sigo emocionada.

Muchísimas felicidades titojesú.



miércoles, 23 de junio de 2010

La teoría de los farolillos

Hace tres semanas, coincidiendo con la visita de Antonio y Susana, fue la feria de Alcalá de Guadaíra, mi pueblo. Desde que soy capaz de recordar, ésta es la segunda vez que me ponen falta de asistencia allí. La primera fue estando en séptimo de EGB, que me pilló una neumonía que me tuvo cerca de un mes encamada y tapada con el edredón hasta el cuello. Sí, en junio, mientras todos alternaban la feria con remojones en la piscina en mi casa. Recuerdo como primo Alberto pasó muchas horas conmigo cuando le dieron las vacaciones, entreteniéndome y haciéndome reir. No me queda un mal recuerdo de aquéllo, salvo la inyección diaria en las nalgas...

A lo que iba. Es la segunda vez que falto. Siempre por causa mayor. Y he esperado a no tener morriña para poder publicar esta entrada en condiciones, sin ser muy pastelosa, que me conozco.

Y aquí nos vimos cuatro alcalareños, una de adopción pero casi que no se le nota, con una botella de manzanilla, sevillanas y una teoría sobre los (no) farolillos en Helsinki.

Hablando de farolillos, hace poco leí que fue en 1877 cuando se utilizaron por primera vez en la Feria de Sevilla los llamados farolillos venecianos, que son los que se siguen utilizando hoy día, y que tienen su origen en el conocido carvanal italiano. Últimamente, ya ven, va la cosa de carnavales.

Y, hablando de farolillos, he aquí la teoría:



La canción, preciosa, es del grupo porterodelantero


Dejo vía libre para que Dani resuma todo aquéllo que nos contó durane la grabación del vídeo. Estad atentos a los comentarios, ¡su teoría es, si cabe, más interesante que la de los farolillos!

Y para terminar, agradecer a todos aquéllos que os acordásteis de nosotros en feria y brindastéis a nuestra salud. Y a los que no, ¡qué caraio, la feria está para olvidarse de todo! :)

Y ahí van las pruebas de que Clemente es un hombre de palabra: ¡gracias!





Esta entrada se la dedico a alguien muy especial. Igual este año tendría que haber estado en Alcalá en feria. Y no precisamente para bailar sevillanas. O si, quién sabe. Ánimo, pequeña. Te quiero.

Y a tí, Dani, nueve años. Y diez. Y cien.

lunes, 21 de junio de 2010

La caja mágica

Durante el invierno, mientras nos tomábamos un chocolate caliente en Kapelli para combatir el frío, veíamos, frente por frente un cubo acristalado, cerrado, con pinta de habitación para nada pero con apariencia de tener alguna utilidad más aparte de la de reposar ahí, en pleno corazón de la ciudad.

Hace un par de meses, coincidiendo con la llegada del buen tiempo - llamesé buen tiempo a un cielo normalmente despejado y temperatura media de unos 15ºC - por fin pudimos despejar las dudas. Es un lugar en el que cada día hay actuaciones de todo tipo. Merece la pena pasar por ahí y parar, al menos un par de minutos, para prestar atención a lo que ese día toque: música clásica, coro de voces a capela, grupos de rock adolescentes o negros percusionando. Todo tiene cabida ahí. Y, si es verdad que merece mucho la pena, es posible disfrutarlo sentado en uno de los bancos colocados frente al escenario para ese fin.

Pero de todas las actuaciones que he tenido el gusto de ver, unas de pasada, otras quedándome embelesada y alguna que otra sin pena ni gloria, sin duda alguna la que se lleva la palma es la de los grupos de niños de colegio, celebrando el fin de curso con versiones de lo más variopintas, la mayoría de ellas de temas célebres muchísimo antes de que algunos padres de los protagonistas fuesen concebidos. Ahí es nada. Menuda fiesta tenian montada los chavales. Normalmente en los bancos hay algunas personas sentadas, pocas. El resto, el que está de pie, va yendo y viniendo, pero siempre son distintas las caras cada vez que uno pasa. Pero en este caso no era así. Yo pasaba rápido cerca de ahí para hacer unos recados, hasta que escuché un griterío propio de un concierto de Hanna Montanna y no tuve más remedio que desviar mi camino. Después de quedarme un rato embobada, esbozando una sonrisa y observando tal expectación, decidí ir a por la cámara para poder compartirlo con vosotros. Aproximadamente tardé una media hora. Cuando volví no sólo estaban exactamente los mismo que ya estaban, ocupando sus mismos sitios, si no que había aún más gente, saltando, brincando, tocando palmas y entonando todas las canciones. Sobre todo a pie de escenario, cómo deber ser. Y los chicos, cada vez más entusiasmados, como no podía ser de otra manera visto el fenómeno fan, dándolo todo. Nunca ví aquéllo, ni de lejos, tan animado. Me encantó. Ahí os dejo con una pequeña muestra de lo que aconteció. No fue de las mejores ni de las más animadas pero la canción me hizo decantarme por ella. ¡Ala, qué lo disfruten!

lunes, 14 de junio de 2010

12 de junio: día de Helsinki

El pasado sábado Helsinki celebró 460 años desde que el rey sueco Gustavo Vasa fundara la ciudad, allá por el año 1550.

Mi pregunta es: ¿cuál será el motivo para que, desde hace 50 años, la ciudad entera salga este día a la calle para ver un desfile carnavalesco de dimensiones desorbitadas? Ni el de Río de Janeiro, oiga.

Y allí están todos, entre la Plaza del Senado y Esplanadi, en pleno centro de la villa, los más madrugadores sentados en una pequeña grada montada para tal esperpéntico evento, viendo como cientos de chicas jóvenes (y no tan jóvenes) enseñan sus cuerpos semidesnudos, llenos de plumas y brilleríos varios, al son de una sola canción interminable, al más puro estilo carioca eso sí, de las voces de unos tipos más finlandeses que la propia sauna, cantando desde lo alto de un camión.

¿Qué no?










Pero no os creaís que esto fue un sinsentido atemporal, no. Este año el desfile ha contado con una temática por eso de que estamos en año de mundial, futbolísticamente hablando. Las primeras chicas estaban vestidas con equipaciones de distintos países y hasta las había con atuendos de arbitro. Eso sí, con la ropa más ajustada que los jugadores de argentina.

A nosotros nos dejaron fuera de juego. ¿Recuerdan a las Majorettes desfilando por la plaza del pueblo? Pues esa, esa es la sensación. Fuera de tiempo.

Y como además el día no acompañaba por culpa del viento y de la constante amenaza de lluvia, decidimos volver a casa y celebrar este día a nuestra manera.

Bonita tarde de cafelito y tarta casera de zanahorias, música y catán, partidos de fútbol y amigos.

¡Felicidades Manu!


jueves, 10 de junio de 2010

Crónica de una visita anunciada

Hoy hace una semana que llegaron Antonio y Susana. Si no fuese por las pruebas gráficas que lo evidencian, diría que ha sido un sueño. Un sueño de largos paseos, ricos manjares y ambiente de feria.


Jueves, 03 de junio de 2010

Su avión aterrizaba a las 18.00. Dani iba solo a recogerlos porque le cogía de camino de vuelta del trabajo. A las 18.30 ya no me quedaban uñas por comerme. Al fin, una hora después, sonaban las llaves en la puerta. Y allí estaban, ¡era cierto que venían! ¡Y con un pan debajo del brazo! En forma de salchichón, chorizo y jamón de Cardeña - que para eso Antonio ha estado trabajando allí para la película Entrelobos - Ron de Venezuela, traído de Venezuela, ¡picos!! (que aquí no hay, nooo) y Manzanilla La Guita para brindar por la feria de Alcalá de Guadaíra, mi pueblo (detallazo!). Todo de pura cepa, vamos. Y Sue, la pobre, traía consigo una afonía que llevaba arrastrando desde su madrugón, aquel 23 de mayo, para ver el último capítulo de Lost en el cine. Es lo que tiene... Aporto las siguientes pruebas para los envidiosos escépticos (y que conste que la primera que se muere de la envidia soy yo):





Después de tan agradable recibimiento, nos fuímos a dar un paseo por el centro, nos tomamos sendas cervecitas y karpalo lonkero(s) (ahí dejo un enlace a una entrada anterior para quién no recuerde lo que es) en el Loose, y cenamos en Koto, un restaurante al que habíamos ido ya en contadas ocasiones pero nunca desde que lo cambiaron de sitio. Muy recomendable. Y seguro que si van algún día, la nueva camarera tendrá algo más de experiencia...


Viernes, 04 de junio de 2010

Casi con las legañas puestas, fuímos a desayunar a Tori, un restaurante cerca de casa, que abre ininterrumpidamente desde las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche (los fines de semana hasta las 7 de la tarde). Y no, no nos pegamos el madrugón, por si alguien lo estaba pensando!

Con las pilas cargadas fuímos al mercado que está en el puerto a comprar "algo" de salmón para cenar. Digo "algo" porque nos hemos llevado todo el fin de semana comiendo salmón, con mucho gusto, eso sí. Está tremendísimo.



Tras varios intentos fallidos de coger el tranvía para que nos llevase a ningún lado llegamos, andando, a un mercado de cosas antiguas. Lo descubrimos Dani y yo hace un mes o así y supimos que a estos dos les encantaría. Y les encantó.




Después, paseando por el puerto y parándonos a tomar algo en Úrsula, aquel sitio con terraza y mantitas en las sillas que en su día dejé huérfano de nombre, un clásico para nosotros ya. Hasta que llegamos a casa y cenamos "mucho salmón".




Sábado, 05 de junio de 2010

Tercera visita a Porvoo. Y no por ello deja de sorprenderme. Las dos veces anteriores el panorama era bien distinto: frío, lluvia, nieve. Ahora todo está impresionantemente verde. Todo aquéllo que antes yacía aparentemente muerto, ahora está más vivo que nunca. Es todo: los olores, los colores,... naturaleza en estado puro.



Ahora, con el buen tiempo, aprovechan y ponen un mercadillo en lo que en invierno nunca pensé que podía ser una plaza.



Lo que nunca ha faltado por allí es gente. Aunque a eso de las cinco, cuando cierran las tiendas y cafeterías sitas en el centro turístico, cuquísimas por cierto, aquello parece el pueblo fantasma. Por lo menos, en esta época, sigue siendo de día...




Y ésta creo que es la única foto en la que salimos los cuatro. El tipo americano que nos la hizo fue el que nos aconsejó ir a Tin Tin Tango. Si leeis hasta el final, sabreis de qué hablo:



Bellísimo Porvoo. Siempre me quedarán ganas de volver.

Ya por la noche, nos fuímo de cena y de discotequeo.

En primer lugar, teníamos reserva para cenar en Demo, un restaurante de comida exquisita en el que no te tienes que marear para pensar qué pedir porque existe la posibilidad de optar por un menú degustación que va cambiando cada cierto tiempo. Pero que ya se encargan de marearte si pides dicho menú con vino, puesto que una vez que te sirven la copa, te dejan la botella en la mesa para que la termines. Y con cada plato, un vino distinto. Y son cuatro platos. Cuatro vinos distintos. Cuatro botellas enteras de vino. ¿Veis? Ya me estoy mareando otra vez...

Después no fuímos a tomarnos unas copas al Tavastia, una sala de concierto que hace las veces de sala discoteca. El sábado, los chavales que han acabado este año el instituto, celebraron su graduación. Todos ellos llevaban su gorra que lo acreditaba. Y, como yo no podía ser menos y en su día también lo aprobé, pues me dejaron uno (va por tí, mamá):



Tengo que agradecer enormemente a Tytti que me buscó el atrezzo y a Joel que me lo prestó. No fue tarea fácil que alguien me dejase uno para inmortalizar el momento. Ambos salen en la foto. ¡Kiitos!

Y no quiero dejar pasar la oportunidad de felicitar a Saara, una amiga nuestra, guapísima, que también este año también ha presumido de gorra, ¡enhorabuena!:




Domingo, 06 de junio de 2010

El domingo fue un día tranquilo.

Fuímos a almorzar a Saaristo, un restaurante que pertenece a la cadena A&S, a la que un día de éstos dedicaré una entrada. El almuerzo no fue tanto lo buenísima que estaba la comida, estilo buffet incluyendo el postre, si no la localización: una pequeña isla a la que se accede en un barco que tarda, aproximadamente, un par de minutos en llegar. Otra maravilla descubierta:



Por la tarde fuímos a ver, cómo no, la final de Roland Garros: Robin Soderling contra Rafael Nadal. Desde aquí aprovecho para darle la enhorabuena por ganar su quinto Roland Garros y por recuperar SU número uno. Tenía que hacerlo, es un truco para que mi blog salga en todos los buscadores :P

Por la noche fuímos a un bar donde puedes alquilar una sauna para tomarte lo que pidas. Y eso hicimos. Se llama Tin Tin Tango y es una opción estupenda para no irte de Finlandia sin hacer algo tan típicamente finlandés como es "saunear" (te lo he puesto a tiro, Dani).

Y nada más. Esto es lo que ha dado de sí este sueño que comenzó el pasado jueves y terminó el lunes, a eso de las once de la mañana, cuando estos personajillos partieron rumbo a Madrid nuevamente. Han prometido volver. Ya cuento los días que faltan.



He dejado en el tintero algún detalle. Por ahora.

Continuará...



Mientras tanto, podéis pasaros a ver el resto de fotos a flickr, sólo tenéis que pinchar aquí. Iré subiendo más cuando las vaya teniendo listas.

¡Hasta la próxima (entrada)!

martes, 1 de junio de 2010

Tarde de domingo en el zoo

¿Qué hace la mayoría de la gente un domingo? Cualguier cosa menos trabajar. ¿Y si es domingo por la tarde? Probablemente, dormir la siesta. Los animales del Zoo de Korkeasaari deben seguir la misma rutina humana porque la mayoría, de una manera u otra, estaban ausentes. Una prueba de ello es esta foto, en la que al fondo, rodeado con un círculo rojo para facilitaros su localización, se puede ver a una leona durmiendo plácidamente. Se encuentra en una de las primeras jaulas. Así estaba cuando llegamos y así seguía, un par de horas después, cuando nos íbamos.



Pero cierto es también que hay gente a la que le toca trabajar en domingo. Unos con más ganas, otros con menos. Y los hay que se desviven por su profesión, sea cuál sea el día de la semana que tengan que desempeñar. Y en este punto nos encontramos con otra similitud en el reino animal. Muchos de ellos sólo posaban absortos, ensimismados, abstraídos,... Únicamente viendo pasar el tiempo hasta la hora de picar billete. Pero hubo otros que nos transmitieron su vocación por lo que hacen y disfrutaron mostrándose bellos, fuertes, vigorosos ante nosotros, aquéllos que vamos al Zoo un domingo en lugar de dormir la siesta. Los dos ejemplos más claros de dedicación y compromiso con su trabajo fueron el leopardo y un cocodrilo de pequeño tamaño (no por ello causante de menos impresión). Gracias a ello, sendas imágenes.




Y, en último lugar, aquéllos que van al trabajo no se sabe muy bien a qué y lo que consiguen es entorpecer al resto. Pues eso mismo ocurría en este zoológico. Había muchos tipos de aves, entre ellos, pavos reales, ánsares, patos y gaviotas, andando a sus anchas por allí y, en algunos casos, limitando los accesos. Los ánsares resultaron ser, además de todo, peligrosos. Intentamos un par de acercamientos pero fuimos rechazados de maleducadas maneras. Manu fue uno de los afectados:



La idea de pasar este agradable domingo rodeada de animalillos fue de Aída, una compañera de Dani que está pasando aquí un par de semanas por motivos de trabajo. Habíamos hablado de ir varias veces pero hasta que no ha llegado ella, poniendo orden, no ha podido ser.

El Zoo se encuentra en la isla de Korkeasaari, comunicada con un puente a la ciudad de Helsinki. Se puede acceder a ella en ferry, en metro, en autobús o en coche. Nosotros optamos por coger la primera opción, desde Market Square (Kauppatori). Tarda sólo 15 minutos y el precio está incluido con la entrada al Zoológico.

Durante el trayecto observamos una estructura metálica con forma de ¿huevo? (no sé, juzguen ustedes mismos) que resultó ser un mirador. Hacía muchísimo viento pero mereció la pena echar un vistazo.




Y, para concluir, como madre no hay más que una, sus deseos son órdenes para mí. Ahí la llevas:



Para ver más fotos de nuestra visita al zoo, podéis pinchar aquí pero animales que no seamos nosotros no vais a ver muchos :)