Aquel día me apunté al gimnasio.
Después de mi primera clase de Spinning me acerqué a la profesora y le pregunté algunas dudas sobre cómo ajustar la bicicleta a mi medida.
¿Hablas español? Sí. Yo también. ¡Ah, chévere! Pues entonces, ¡hablemos en español!
A partir de ese día, pocas son las veces que falto a sus clases. Ha conseguido que descubra músculos allí donde nunca pensé que tuviese y me llama la atención por mi muro de facebook si algún día no me ve entre sus alumnos. Se llama Paola, es peruana y siempre tiene una sonrisa que regalar.
¡Hey, Marta!, ¿qué tal?, ¿cómo te sentiste después de la clase de la semana pasada?. Y qué quieres qué te diga, conseguiste sacarme de nuevo agujetas. Jajaja. Mira, te presento a Idoia, es de Barcelona, pasará aquí unos meses.
No fueron ni un café, ni dos. Se convirtió en costumbre quedar con Idoia para contarnos las batallitas de nuestro día a día finlandés antes de vernos cada martes "paoleando" en el gimnasio.
El sábado hay una exposición en Cable Factory de Jessica Guisquet, una amiga francesa que es pintora, ¿te gustaría venir?, la entrada es libre y ¡habrá bebida gratis!, hija, soy catalana, ¡entiéndelo! - risas - ¡Claro, allí estaré!
Después resultó que el guardarropa costaba dos euros y medio por barba y que la única bebida era sidra. Pero la tarde estuvo repleta de presentaciones, obras de arte, unas con mayor acierto que otras, y alguna anécdota curiosa que en un futuro me veré contando.
Y ayer, Jéssica y Charlie, su novio finlandés, vecinos nuestros por cierto, organizaron una fiesta en su casa, y allí nos juntamos todos y algunos más. Hubo tortilla de patatas, pan tumaca, glögi, Oloroso de Jerez, quiche, ponche de vodka con arándanos, bayas y demás frutas del bosque, sushi, korvapuusti caseros y tarta de piña. Hubo un momento en que nos sorprendimos hablando español entre sueco, catalán, inglés y francés. Curioso no escuchar una palabra de finlandés y curiosa también la macedonia de nacionalidades que se dieron en apenas diez metros cuadrados: tres españoles, un méxicano y otro medio japonés, una de Bután, otra peruana, francesa y finlandés.
Buena compañía y momentos muy agradables y relajados. Y risas, muchas risas.
No sé si al final fue considerado el motivo oficial o, simplemente, fue una excusa para reunirnos. Lo cierto es que Idoia se va a finales de mes. Lo que si sé es que últimamente me sobran razones para volver algún día a Barcelona. Y eso sí que me alegra.
a.k.a. babel
ResponderEliminarque buena pinta. Que pena no haber conocido a Idoia y veo que er Dani no llegó tarde a la peluquería, esta vez, jajajaja
ResponderEliminary por cierto, magnífico bodegon!!!
ResponderEliminarBonita fiesta, bonitos recuerdos, bonitas nuevas sensaciones, buenos amigos .... un mundo nuevo en un lugar distinto. ¡¡¡Eso hay que aprovecharlo!!!
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