domingo, 19 de diciembre de 2010

¡Lo hice!

A medida que ha ido pasando este año, me he ido marcando propósitos que quería cumplir durante mi estancia en Finlandia. Como estamos ya en diciembre y pronto vuelvo a Sevilla por Navidad, muchos de ellos los he pospuesto para el próximo año que está a puntito de comenzar. Pero resulta que el fin de semana pasado cumplí un par de ellos de golpe: por fin puedo decir que he estado en Loviisa y ¡tachán!, lo que siempre quise hacer pero pensé que nunca me atrevería: ¡avantouinti!!!

Bueno, para ser rigurosos, avantouinti significa 'natación en el agua helada' y yo no he llegado a tanto. Pero sí estaba en la sauna y de repente, sin pensarlo demasiado, me vi andando descalza por un camino cubierto de nieve, desnuda en medio de la nada, hacia un agujero negro negro, como la boca de un lobo. Cuando me quise dar cuenta estaba metida en él. Sólo fueron un par de segundos supongo, lo justo para poder sentir los pinchazillos del frío azotando sobre MI cuerpo mojado durante el camino de vuelta hacia la sauna, donde volví a entrar en calor.

Increíble. Aún no me lo creo. Y no me pidáis que explique más porque es inexplicable. Lo sé, suena a tópico, pero por más que a mí me decían, me contaban, por más vídeos que he visto, por más todo, hay que hacerlo. Es la única forma de comprender esa sensación tan alucinante.

Desde luego, esta experiencia al fin hecha realidad, ha eclipsado un poco el sinfín de actividades previstas para ese fin de semana en Loviisa que, por cierto, ha superado las expectativas. El pueblo es precioso, nos nevó mucho, muchísimo, había mercadillo navideño, vimos una representación de Santa Lucía y casi nos topamos con Papá Noel si no fuera porque nos entretuvimos tomando Glögi con unos anfitriones que nos han tratado como reyes.

Loviisa sobre todo es un lugar cuco, cuquísimo, donde viven muchos artistas que le dan ese toque bohemio que tiene. El mismísimo Sibelius disponía allí de su residencia de verano. Era difícil hacerse una idea de cómo están distribuídas las casas, las calles, los caminos,... con la nevada que cayó durante todo el día. Fue tal que todo parecía dispuesto aleatoriamente, al azar, entre aquel manto blanco que cubría el pueblo casi por completo. Lo hacía mágico, de cuento.






Estuvimos dando una vuelta por el mercado navideño, pero era imposible disfrutarlo con semejante tormenta que andaba cayendo sobre nosotros. Ya digo que no vimos a Joulupukki pero vamos, con toda la nieve que teníamos encima cualquiera de nosotros podía haberse hecho pasar por él.




Mientras andábamos por allí, nos cruzamos con una niña vestida de Santa Lucía y seguida por otras tantas. Se pararon ante nosotros y ante el resto de gente que allí había para cantar un par de cancioncillas y volvieron por donde había venido. Todo muy campechano y austero pero con mucho encanto.


Normalmente Loviisa está llena de turistas en verano. Es en ese momento cuando muchos propietarios de casas centenarias abren sus puertas al público para mostrar el lugar donde viven. Son casas de madera totalmente restauradas por sus dueños y con unos cuidadísimos jardines donde ofrecen café y dulces típicos finlandeses. Ahora en invierno muchas de estas casas dejan de estar expuestas pero hemos tenido la suerte de poder entrar en un par de ellas. La entrada es gratuita pero si quieres puedes degustar algún pastel casero hecho por ellos mismos o, incluso, comprar algún souvenir, como babuchas o adornos navideños de diseño finlandés. Lo de los jardines me llamó especialmente la atención, me encantaría volver en época estival para verlos y, ya de paso, darme un chapuzón en la playa que estos días no es más que una esplanada infinita de hielo, nieve y más nieve.





Y ya por último, lo que os decía del reconfortante chapuzón en el Báltico entre sauna y sauna. Me encanta cómo lo ha contado Dani en su Fotolog, así que os remito a él. Ahí os dejo unas fotos, tanto de la cabañita donde estaba la sauna, como del agujero donde nos bañamos al fondo del camino que tuvimos que andar para llegar a él: ¡quiero repetir, quiero repetir, quiero repetir!





Sólo me queda agradecer infinitamente a Ruth y a Marko por su acogida y por darnos la oportunidad de pasar un fin de semana inolvidable. Amenazamos con ir y lo cumplimos. Ahora, por vuestra culpa, no nos quedará más remedio que volver :P

lunes, 13 de diciembre de 2010

Hyvää Joulua! / Merry Christmas! / ¡Feliz Navidad!

A mi padre, a mi madre.
A Dani.
A Iria, a Aurora, a Enrique.
A toda mi familia, la de sangre y la que no. A la cercana, a la lejana. A los de siempre, a los que nunca ví pero siento míos. A los que no lo son pero como si lo fueran.
A aquéllos que estuvieron pero tuvieron que marchar. A los que aún estamos.
A mis AMIGOS. A los de siempre, a los que llegaron tarde pero se hicieron imprescindibles.
A los conocidos. A los que, desde algún día, saludo. A los que no saludo, pero sí sonrío. A los que no conozco de momento. A los que nunca sabré quiénes son.
A los que se cruzaron en mi camino y seguirán formando parte de él. Y también a los que pasaron de largo y caerán en el olvido.
A los que me conocen desde el otro lado y se dejan ver. A los que siguen siendo anónimos. A los que no me siguen. A quiénes no saben quién soy.

A todos. A TODOS.

Os deseo Feliz Navidad y que 2011 sirva para que las sonrisas, la alegría, el amor, la felicidad y la salud se compensen y puedan disfrutarse en cada rincón del mundo.




lunes, 6 de diciembre de 2010

6 de diciembre: Día de celebraciones varias

Hoy me he puesto el despertador a las 8.40 de la mañana. En el jardín de mi casa, como yo llamo cariñosamente al parque que está justo enfrente del edificio donde vivimos, han celebrado el primer acto de el Día de la Independencia: la izada de la bandera. Y como yo por ser española también estoy de celebración, pues allí me he plantado a las 9 en punto con toda la emoción y el sentimiento patriótico que he podido.


Es difícil meterse en el papel cuando cae sobre ti semejante tormenta de nieve en lo alto pero, allí estaban todos, en lo alto de la colina donde hoy daba la vuelta el viento, impertérritos, mirando de vez en cuando disimuladamente hacia el lado para evitar que los copos les golpeasen en la cara y desnudándose la cabellera para cantar el himno mientras iba subiendo la bandera. Porque ambas fotos son parecidas, pero no. En la de arriba aún no había comenzado el acto, mientras que en la de abajo, la bandera está subiendo y la mayoría están ya sin gorro.

Era imposible y absurdo estar haciendo fotos, así que opté por hacer un vídeo. Ya os digo que hagan la vista gorda y obvien la parte técnica. Para compensar lo que auguraba como una nefasta grabación, me subí a un banco para tener mejores vistas (¡sí, son mejores vistas!), jugándome el tipo para que todos pudiéseis tener un cachito de momento patriótico como el que yo he tenido la oportunidad de experimentar. Eso sí, ¡la calidad es excelente! Así que no se me quejen...

El acto ha durado más de lo que dura el vídeo, incluso más de lo que nosotros hemos durado allí. Porque una ha puesto todo su empeño, pero las condiciones meteorológicas eran demasiado adversas y el que nos hubiésemos acostado a las tres y tuviésemos tan cerca nuestra casa, donde nos esperaba café y calorcito, no ayudaba a tener que sufrirlas.



Cuando volvíamos a casa paré un par de segundos para hacer fotos. No os podéis ni imaginar la que está cayendo desde ayer por la tarde, pero si puedo ayudar a que os hagáis una idea mostrando como estaba mi calle hace apenas 3 horas:



Los actos por la festividad continúan durante todo el día: misa en la Catedral Luterana, con Presidenta incluida y recepción, banquete y baile en la Gran Gala que se celebra en el Palacio Presidencial a partir de las 19.00. La cadena pública YLE retransmite en directo la ceremonia y no hay un finlandés que se la pierda, más que nada porque mañana no se hablará de otra cosa. Yo el año pasado vi un cachito y no hay forma humana de soportar más de 10 minutos de semejante aburrimiento: dos mil personas saludando a la Presidenta. Ajá. También es cierto que nunca se me ocurriría tragarme el desfile militar del 12 de octubre.

Aunque, ahora que lo pienso, ningún año me pierdo el mensaje navideño del, nuestro Rey, Juan Carlos...

¡Viva la Constitución Española!