Volví a emocionarme.
Estrella Morente es sencillez con garra, voz dulce pero cargada de fuerza, elegantemente bella y con un aire de moza antigua fusionado con pasión moderna. Ayer actuó en el teatro Finlandia Talo de Helsinki y fue como esperaba, sublime.
No soy precisamente fan del flamenco, más bien me declaro gran desconocedora. Pero lo cierto es que hay gente que te llega, que te hace sentir, que te transmite. Y el directo de esta chica es para mí un regalo.
Hace ya años que la vi en el Auditorio de la Cartuja. No recuerdo cuáles fueron los factores que se desencadenaron para que yo acabase en ese concierto. No los recuerdo pero los bendigo. Qué manera de inventarse melodías, de voltear con sutileza el mantón, de hacerse parecer frágil, pequeña, para de repente levantar los brazos con rabia y fijar en nosotros esos grandes ojos negros enmarcados con su melena aleonada. Los vellos de punta a pesar de verla desde uno de los asientos más alejados del Rocío Jurado de Sevilla. Me recuerdo embobada y apenas me pareció que durase diez minutos un concierto de más de dos horas.
El de ayer fue muy distinto, el ambiente físico era más acogedor pero en las gradas no ardía la chispa que sólo se dispara en el sur cuando uno oye un palmeo, una gitarra española y unos golpes de cajón. Aún así tuvo también su magia. Empezó homenajeando a su padre, con flamenco fusión para todos los gustos. Después ya se metió en faena. Pero el momento estelar fue cuando empezó a entonar el famoso tango de Gardel, Volver. A mitad de la canción se adelantó en el escenario, soltó el micrófono en el suelo y se soltó la melena como le faltaba hacerlo. Es cierto, todo lo anterior fue bello pero quizás después de ese descaro ya sonaba sinfónico. Ahora empezaba a ser auténtico. Sus músicos la rodearon y formaron juntos un corro flamenco ante la atónita mirada de un público nórdico que sí que notó entonces que lo mejor estaba por llegar. Y fue llegando. Desde María de la O hasta cantarle un cumpleaños feliz a "her sister", sacándola a bailar. Además, casualidades de la vida, este concierto era mi regalo de cumpleaños también para Dani, así que ese cante, de parte de la mismísima Estrella, también fue para ti.
Y es que el punto de inflexión lo puso en Volver. El punto de inflexión...
Ahora ya es oficial, así que ahora ya os lo puedo contar. A finales de abril nos volvemos a Sevilla. Esta etapa finlandesa llega a su fin, mucho antes de lo esperado pero con muchos proyectos cociéndose ya en el futuro.
Ha sido, está siendo, una etapa increíble y siempre tuve clara las dos razones por las que la he disfrutado tanto: venir ilusionada y saber que era temporal. Es difícil adaptarse a una ciudad tan distinta a la nuestra pero si sabes que pronto formara parte de tu pasado es fundamental vivir cada día como si fuese el último. Y menos mal que así ha sido. Ahora me apena profundamente ver cómo todo esto que ahora es mi realidad, mi presente, mi vida, pronto será una bonita historia que poder contar.
Todavía quedan días y daré batalla, pero quiero aprovechar esta entrada para agradecer a todos los que han hecho que toda esta experiencia haya llegado a ser increíble, gracias a cada uno de vosotros habrá momentos que nunca olvidaré: los almuerzos a la hora del desayuno, hacer la rabona en power body y ser amonestada, paseos en el 3B sin pagar y después pagando, charlas sin chimenea, conciertos, kahvi y pulla en Succes, Carusel y Úrsula, language appointments en un mexicano, exposiciones, visitas, todas y cada una de ellas, ponches de Seven Up a las doce de la noche, cafelitos bañados en coñac, asesoramientos varios en Tori y Nº9, post pikkujoulu que nunca pudo ser en Sea Horse, avantouinti en Loviisa, fiestas finlandesas en casa, Loose los viernes, festival de cine sudamericano hablando de Galeano, saber lo difícil que es hacer un muñeco de nieve, frío en Kotka, cenas románticas y ver como sigo escribiendo este blog y como seguiré haciéndolo porque hay gente a la que le gusta.
Esto no es una despedida aún, pero resulta más fácil adelantar el contenido emocional ahora que sé que todavía tengo tiempo que aprovechar y muchas cosas por hacer aquí, entre otras, mil historias que contaros. Así parece como que no fuese conmigo. Cuando llegue el momento ya veremos cómo me las apaño para disimular...
¡Muchas gracias, a T O D O S!
Estrella Morente es sencillez con garra, voz dulce pero cargada de fuerza, elegantemente bella y con un aire de moza antigua fusionado con pasión moderna. Ayer actuó en el teatro Finlandia Talo de Helsinki y fue como esperaba, sublime.
No soy precisamente fan del flamenco, más bien me declaro gran desconocedora. Pero lo cierto es que hay gente que te llega, que te hace sentir, que te transmite. Y el directo de esta chica es para mí un regalo.
Hace ya años que la vi en el Auditorio de la Cartuja. No recuerdo cuáles fueron los factores que se desencadenaron para que yo acabase en ese concierto. No los recuerdo pero los bendigo. Qué manera de inventarse melodías, de voltear con sutileza el mantón, de hacerse parecer frágil, pequeña, para de repente levantar los brazos con rabia y fijar en nosotros esos grandes ojos negros enmarcados con su melena aleonada. Los vellos de punta a pesar de verla desde uno de los asientos más alejados del Rocío Jurado de Sevilla. Me recuerdo embobada y apenas me pareció que durase diez minutos un concierto de más de dos horas.
El de ayer fue muy distinto, el ambiente físico era más acogedor pero en las gradas no ardía la chispa que sólo se dispara en el sur cuando uno oye un palmeo, una gitarra española y unos golpes de cajón. Aún así tuvo también su magia. Empezó homenajeando a su padre, con flamenco fusión para todos los gustos. Después ya se metió en faena. Pero el momento estelar fue cuando empezó a entonar el famoso tango de Gardel, Volver. A mitad de la canción se adelantó en el escenario, soltó el micrófono en el suelo y se soltó la melena como le faltaba hacerlo. Es cierto, todo lo anterior fue bello pero quizás después de ese descaro ya sonaba sinfónico. Ahora empezaba a ser auténtico. Sus músicos la rodearon y formaron juntos un corro flamenco ante la atónita mirada de un público nórdico que sí que notó entonces que lo mejor estaba por llegar. Y fue llegando. Desde María de la O hasta cantarle un cumpleaños feliz a "her sister", sacándola a bailar. Además, casualidades de la vida, este concierto era mi regalo de cumpleaños también para Dani, así que ese cante, de parte de la mismísima Estrella, también fue para ti.
Y es que el punto de inflexión lo puso en Volver. El punto de inflexión...
Ahora ya es oficial, así que ahora ya os lo puedo contar. A finales de abril nos volvemos a Sevilla. Esta etapa finlandesa llega a su fin, mucho antes de lo esperado pero con muchos proyectos cociéndose ya en el futuro.
Ha sido, está siendo, una etapa increíble y siempre tuve clara las dos razones por las que la he disfrutado tanto: venir ilusionada y saber que era temporal. Es difícil adaptarse a una ciudad tan distinta a la nuestra pero si sabes que pronto formara parte de tu pasado es fundamental vivir cada día como si fuese el último. Y menos mal que así ha sido. Ahora me apena profundamente ver cómo todo esto que ahora es mi realidad, mi presente, mi vida, pronto será una bonita historia que poder contar.
Todavía quedan días y daré batalla, pero quiero aprovechar esta entrada para agradecer a todos los que han hecho que toda esta experiencia haya llegado a ser increíble, gracias a cada uno de vosotros habrá momentos que nunca olvidaré: los almuerzos a la hora del desayuno, hacer la rabona en power body y ser amonestada, paseos en el 3B sin pagar y después pagando, charlas sin chimenea, conciertos, kahvi y pulla en Succes, Carusel y Úrsula, language appointments en un mexicano, exposiciones, visitas, todas y cada una de ellas, ponches de Seven Up a las doce de la noche, cafelitos bañados en coñac, asesoramientos varios en Tori y Nº9, post pikkujoulu que nunca pudo ser en Sea Horse, avantouinti en Loviisa, fiestas finlandesas en casa, Loose los viernes, festival de cine sudamericano hablando de Galeano, saber lo difícil que es hacer un muñeco de nieve, frío en Kotka, cenas románticas y ver como sigo escribiendo este blog y como seguiré haciéndolo porque hay gente a la que le gusta.
Esto no es una despedida aún, pero resulta más fácil adelantar el contenido emocional ahora que sé que todavía tengo tiempo que aprovechar y muchas cosas por hacer aquí, entre otras, mil historias que contaros. Así parece como que no fuese conmigo. Cuando llegue el momento ya veremos cómo me las apaño para disimular...
¡Muchas gracias, a T O D O S!
No eres grande ni ná...
ResponderEliminarTe adoro.
Marta II (un orgullo)
Yo te adoro también.
ResponderEliminarAlvaro 1
Y aki te estaremos esperando con los brazos abiertos. Aunq echemos de menos tus historietas finlandesas. muaka
ResponderEliminar¡Que bonita eres Cariño! Cómo haces que nos emocionemos y vivamos contigo momentos mágicos que ni siquiera imaginábamos que estuviesen ahí.
ResponderEliminarGracias a ese viaje hemos descubierto como te expresas escribiendo, y nos encanta. Yo tb te adoro.
Martuki, no te digo nada.
ResponderEliminarPor cierto cuando "vuelvas", te voy a asesorar un poco del cante flamenco, a mi cuanto mas escucho y mas "jondo" es, mas me gusta.
Besitos gordos.
Marta, yo creia que te conocía, pero he descubierto tanta grandeza en ti con tus comentarios, historias y vivencias nuevas, que me emociona cada vez que te "leo", y no se ni qué decirte la mayoría de las veces. Aprovecha al máximo lo que te queda ahí, porque lo que estás sacando de bueno de todo eso, te lo mereces. Te quiero mogollón.
ResponderEliminarAgradecimiento es el que tu mereces, guapa! No se si llegué a decírtelo pero encontrarte a ti en Helsinki además de los que tu ya sabes fue un salvavidas y de las mejores cosas que me pasaron en esos meses que empezaron con muchas turbulencias.
ResponderEliminarA seguir escribiendo, Helsinki y después Sevilla, pero continua así.
Un beso enorme preciosa!
La 3B ;D