Andorra es un lugar emblemático en Helsinki, ubicado en los bajos de un edificio que fue construído a principios del siglo XX y reformado en los años 60. Situado en el centro de la ciudad, es un complejo cultural y de ocio compuesto por cuatro locales: Corona, Kafe Moskova, Dubrovnik Lounge & Lobby y Kino o, lo que es lo mismo, bar, café, billares y espectáculos. Cada uno tiene su propia esencia individual pero es el conjunto de todos el que le provee de esa originalidad y ambiente único que posee. Y que mejor que la semana en la que se ha celebrado aquí el Festival Internacional de Cine para hablar de un lugar que va ligado, desde sus comienzos, al Séptimo Arte.
Los hermanos Kaurismaki, Aki y Mika, directores de cine finlandeses, fueron los fundadores del bar Corona y de Kafe Moskova. Tengo entendido que decidieron abrirlos hartos de que porteros arrogantes les negaran la entrada a clubs y locales nocturnos en la década de los 80. En el documental Timanttikoirien Vuosi 1984, proyectado ayer con motivo de la celebración del festival, comentaban cómo durante esos años empezó a florecer una nueva forma de ver la vida que contrastaba con aquella ciudad gris, homogénea, que sólo pensaba en trabajar. La juventud que reivindicaba el cambio estaba mal vista y eso hacía que se les prohibiese la entrada en muchos de los locales nocturnos de moda por ser considerados unos futuristas rebeldes, con estilos variopintos, en contra del sistema autoritario establecido hasta entonces. Probablemente este fuese el caso de estos dos directores, que pretendían mostrar al mundo, a través de su cine, las miserias y desgracias de una sociedad estancada en el pasado. Hoy en día no tengo muy claro si ellos siguen siendo sus propietarios pero la decoración y la atmósfera conseguidas delatan el rastro influyente que ellos marcaron en su día.
Corona cuenta con 10 mesas de billar, a menudo ocupadas, y una gran gama de bebidas y aperitivos con los que acompañar las partidas. Nosotros hemos estado allí en un par de ocasiones y es un lugar muy agradable. Allí fue donde vi por primera vez como la gente salía fuera a fumar dejando sus bolsos colgados de la barra sin preocuparse de que se los fuesen a quitar. No contaban con que a su lado había españoles...¡Nooo, es bromaaa!!!
Bajando las escaleras se encuentra la sala Dubrovnic Lounge, que el pasado miércoles tuve la suerte de conocer. En ella proyectaban Finnish Pearls, una serie de 7 cortometrajes finlandeses, formando parte de la programación del festival de cine (más información y crítica aquí). Recomiendo a todo el mundo que tenga la oportunidad de pasarse por allí, que lo haga. Decorada con un estilo muy neoyorquino, en ella se pueden ver distintos tipos de espectáculos mientras te tomas una copa, incluyendo cine y teatro. Tiene una barra al fondo abierta mientras dura la función y se puede hacer uso de ella en cualquier momento. Tanto es así, que hubo gente que vio los cortos sentados en los taburetes que la rodean. Al ser un salón multiusos, muchos de los sitios para sentarse a ver la función eran sofás y butacones. Es un lugar con un encanto especial, sin duda. La anécdota fue cuando a un hombre, ya entradito en años, le entró la risa y no podía aguantarse, en un momento de la proyección además inapropiado, hasta que tuvieron que 'invitarlo' a salir. Lo de beber alcohol mientras ves una película tiene su conque pero, lamentablemente, estos finlandeses pierden toda su refinada educación (¿o deberíamos llamarlo introversión?) cuando están bebidos. Es evidente que la iniciativa de exhibir una película en un lugar de este tipo hace que tu comportamiento deba ser más permisivo que en una sala de cine convencional. Y compensa cuando conoces las reglas del juego. Pero esta situación me resultó desconcertante y apuesto a que a los presentes también. Pero una cosa no quita la otra y yo estoy deseando volver.
En esa misma planta también está la sala Kino, la primera sala de cine y teatro de Andorra, que tiene un aforo de 183 espectadores y donde ayer vimos el documental sobre el cambio de mentalidad que tuvo lugar en la ciudad durante los 80. Ambas salas, Kino y Dubrovnic Lounge, están unidas por un vestíbulo que recibe el nombre de Dubrovnic Lobby y que cuenta con otra barra y con una capacidad para cien personas. Todo ello se puede reservar para hacer fiestas privadas, festivales o cualquier tipo de evento social-cultural.
Aki Kaurismaki en la sala Kino (imagen: Helsingin Sanomat)
En el local de al lado del Corona se encuentra el Kafe Moskova, un lugar mucho más íntimo y recogido que los anteriores, con la misma tendencia decorativa y ambiental pero con alguna que otra pincelada soviética. Mientras te tomas una copa puedes escuchar de fondo, tanto música tradicional rusa, como fragmentos de discursos de Lenin y música propagandística de la antigua URSS. También es posible disponer de él para celebraciones privadas.
Hola, parece un lugar interesante, supongo que lo del Kafe Moshova, será unos de los últimos vestigio de influencia sovietica, que haya en Helsinki, porque tengo entendido que los finlandeses no son precisamente adicto a la extinta URSS.
ResponderEliminarBesitos
P.D.: Ya falta menos
Quiero decir Moskova.
ResponderEliminarMas besitos
vamos a ver, que este sitio me lo apunto, lo de los billares me mola, y creo que visto la foto, amiga, vamos a tener que retomar las clases por donde las empezamos,jajaja
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