Muchas veces, demasiadas, me pasa que ando buscando lo complicado que no llega, teniendo la sencillez tan cerca, tan a mano.
Revisando esta mañana el blog vi como bastante gente entraba desde Loviisa, un pequeño pueblo que se presume hermoso, situado en la costa finlandesa, a unos 90 kilómetros de la capital.
Allí viven Ruth y Marko, ella de Vigo, él de alguna parte de Finlandia que no recuerdo, y ambos estaban pasando un par de días en Helsinki con motivo de la presentación del libro de un amigo.
Y en ésas, salí un momento del Bar 9, donde fuí con Álvaro a terminar la columna dominical que escribo para Sevilla Actualidad, a hablar por teléfono. Cuando colgué, una chica se me acercó y me preguntó que de dónde era. Todo se habría quedado en una anécdota si no fuese porque esa pregunta desembocó en una conversación que acabó unas 6 horas después. Esa chica era Ruth.
Agradable el matrimonio aquel.
Ella con ese acento gallego que tanta añoranza me causa y con todas las historias posibles que puede tener una viguesa en un mundo tan distinto al nuestro. Y la precursora de que hoy esté dedicándoles parte de mi tiempo. Revisando esta mañana el blog vi como bastante gente entraba desde Loviisa y me pregunté el porqué. Claro, ella hablaba de nosotros en su blog y en esa entrada hacía mención al mío.
Él, sencillamente, genuíno. Con un aspecto nórdico apabullante pero tan alejado de los cánones de actuación finlandeses como yo de los ritos que acostumbrarían en el congo belga: hablaba poco el muchacho (tampoco nosotros, los españoles, le dábamos oportunidad de hacerlo más) pero, cada vez que contaba algo, era anecdóticamente gracioso, divertido. Eso sí, como buen nórdico, en un tono imperturbable, casi inaudible, algo que tanta envidia me causa de esta gente.
Y bueno, con tanta cháchara interesante nos llevamos varias horas ocupando mesa en bar 9 y acabamos cenando en un restaurante cercano, Rafla. Después vinieron algunas copas y la despedida. Fue un hasta pronto.
Loviisa es un pequeño pueblo que se presume hermoso y que desde el pasado viernes entra dentro de nuestra ruta turística para conocer a fondo nuestro entorno, los alrededores. Lo bueno es que la parte de la palabra turística que a nadie gusta, esa de ir con un mapa y con cara de bobo desubicado, se verá felizmente enturbiada teniendo allí unos anfitriones de lujo.
Muchas veces, demasiadas, no me doy cuenta que vivo situaciones como ésta que bien merecen, como mínimo, la entrada que acabo de hacer. Gracias Ruth por ponérmelo en bandeja.
Bueno Ruth, ni te imaginas la que he liado para que esta entrada tenga foto,ajjajajaja.
ResponderEliminarPor cierto, ahora me toca a mí.
Y Clemente, me apunto otro tanto!!!
¿ Los enumeramos ? ó prefieres presumir una vez cada mil¿.
ResponderEliminarEmpezando por esta entrada, seguí y entre en la de Ruth y desde ésta llegué a Don Alvaro.
¡¡Fue larga la parrafada !! Eh Marta.
Besitos y abrazos.
jajajaj, anda que encontrar mi blog salteando,jajajaja
ResponderEliminarYo soy un fardón y esta vez te gané!!!
Gracias Marta,
ResponderEliminarSeremos buenos anfitriones.. Sauna incluida!
Alvaro gracias de nuevo por tu entrada!
y Clemente... me alegro que hayas saltado por mi blog para encontrar el de Alvaro... qué embrollo...
Bicos
Ruth
Y ahora gracias a ti voy a visitar el blog de Ruth.
ResponderEliminarMe encantan estas entradas, son tan cucas..