Hoy, por fin, ya sé que entiende la Embajada por asuntos consulares.
Hace un tiempo recibimos una carta en la que el embajador español nos invitaba hoy, 12 de octubre, a una recepción para celebrar, con todos los compatriotas residentes en Helsinki, el Día de la Hispanidad, que para mí siempre ha sido el día en que hemos celebrado, conjuntamente, el santo de mi madre, el de mi abuela y el de mi prima. Un día especial en el que este año las he echado de menos sobremanera.
Aunque este año también ha sido especial, pero por motivos bien diferentes. Acabamos de llegar de la Embajada, que en realidad no lo era, de celebrar el día nacional y patrio por excelencia. El momento embarazoso ha sido ese en el que, de repente, te ves formando parte de una cola, de la que ya no puedes escapar, y que tiene como fin el saludo del embajador y su señora, con reverencia incluida, y de seis personas más que, hasta el momento, no he sido capaz de identificar. Sí, sí, como esas que vemos en la tele en la que los Reyes reciben a un sin fin de personas a las que nadie reconoce. Pues bien, hoy hemos sido nosotros los grandes desconocidos aunque, para nuestro consuelo, al otro lado no estaban ni Su Alteza Real, ni la Reina, ni los príncipes, porque nadie nos dio unas clases previas de protocolo.
Y, como yo soy muy cateta, lo que más me gusta de haber ido es poder decir que he ido. Y para poder ilustrar esta entrada me he hecho unas fotitos, que a su vez, también son una catetada en sí mismas.
Como podéis ver detrás mía en la primera foto, no todo el mundo era español. Hay españoles casados con finlandesas y españolas con finladeses. Y, además, el embajador y su señora esposa, la Sra. de Zalacaín, invitan a los embajadores y personal de otras embajadas, supongo que para ser después invitados a cada una de las fiestas que cada país celebre en la ciudad. Porque, no os lo he contado, pero ser embajador el día en que organizas la recepción de tus compatriotas es un poco coñazo. Al principio reciben a todos y cada uno de los invitados a su llegada y después se mantienen todo el tiempo al lado de la puerta de salida para ir despidiendo a la gente a medida que se van yendo. Por lo tanto, he llegado a la conclusión de que lo divertido es ir a las recepciones del resto de embajadores, donde pueden relajarse realmente y ponerse de "comercio" y "bebercio" hasta las manillas. Y, claro, para ser invitados, antes han tenido que invitar...
Y ahora que ya todo ha concluido me pregunto, con lo guapísima que yo me he puesto, con mis medias nuevas y el mismísimo vestido con el que recibí la entrada de este nuevo año, ¿dónde estaba Isabel Preysler? Bueno, vale, a Isabel ya la han jubilado, pero entonces, ¿dónde estaba Paloma Cuevas? En realidad, es una solemne tontería pretender que ambas mujeres se dividan entre tantos países donde hoy las embajadas nacionales habrán celebrado la Fiesta Nacional pero, lo que no perdono, de ninguna de las maneras, es la ausencia de mi amigo Rocher, Ferrero Rocher. Si con alguien estaba citada hoy, era con él. Eso sí que es saltarse a piola el protocolo.
Y digo yo, ¿hay alguien a quién realmente le gusten tanto los Ferrero Rocher?
Última hora: me acaban de informar mis fuentes que la Preysler ya ha dejado de repartir bombones y ahora prefiere que se los den y ha elegido estar hoy en la recepción de los Reyes en la Zarzuela. Ya te vale, Isabel, ya te vale...
Jajaja! Me ha encantado la crónica, estás sembrá! Y muy elegante, por cierto, acorde con el entorno (que como corresponde a lo que viene siendo una embajada, tiene una pinta un poco antigüita, con esas cristaleras y esos ¿escudos?). ¿Hablaban muy fuerte esos españoles? ¿Se bailaron sevillanas? ¿Os salió bien la reverencia?
ResponderEliminar¡Qué barbaridad! ¿Qué monerío de cuñá!¿Y no hay foto oficial con un montón de caritas hiperpequeñas y con los anfitriones en primera fila?¿Saldrá en la prensa de mañana?Espero enlace, plis...
ResponderEliminarUn besazo!!
guapa! te arde! lo que no se como no te ha hecho el embajador la reverencia a tí!
ResponderEliminarjajaja, de acuerdo con Meli, COÑO QUE GUAPA!!!
ResponderEliminarNo te quejes que en la embajada de Londres no nos invitan mas que a pagarles las 18 libras que cuesta renovarse el pasaporte.
ResponderEliminarClaroque si nos tienen que invitar a los 50.000 españoles que estamos por aquí...
ESPECTACULAR, SI SEÑOR!!
ResponderEliminarYA NOS HARAS LA REVERENCIA CUANDO EN NAVIDADES VENGAS INVITADA A CASA Y TE ESPEREMOS A LA ENTRADA PARA RECIBIRTE, VÉ ENSAYANDO EH?, QUE NO SE DIGA ....., jejeje
Que mona por dios!! :)
ResponderEliminarDe recepciones y todo!
A mi me encanta el Ferrero Roché... osea, me puedo comprar una cajita mediana y comermelos todos en un día o dos...
Conociste a mas españoles en Finlandia?
Iria: pues la verdad es que, por no haber, no hubo ni discurso del embajador! así que de sevillanas, sardanas o jotas ni hablamos... Y si, la pared estaba decorada con escudos, entre ellos el de Mannerheim, ¿no sabes quién es? Pues ya sabes, a releerte el blog! ;)
ResponderEliminarElvi: he buscado imágenes y vídeos por todo el ancho y largo de la red y ¡nada de nada! pero, vamos, las encontraré! porque allí había un par de muchachas grabando y haciendo fotos :)
Meli y álvaro, ¡gracias! que me miráis con muy buenos ojitos los dos!!
Jorge, lo malo de ser tan poquitos por aquí también tenía que tener su lado bueno, of course!
Mamá, el año que viene, el día de tu santo, que te felicite el mismísimo embajador, que la Conchi no quiso venir!! Qué ganitas de verte, preciosa...
Hombre Monttse! me tenías abandonada! jeje. Si que he conocido a más españoles por aquí, pero ese día sólo a uno que me presentó mi marido y que da clases con él de finlandés. Bueno, y al embajador y a su señora, jeje.
Me ha encantado la crónica. La verdad es que yo también estuve en la Casa de los Nobles (que era el sacro lugar, nobleza austera a la finlandesa claro, que nunca la tuvo) y aunque no eché de menos a la Preysler, si que me quedé perpleja con la cola de saludos, ya que nadie me decía quién era, así que saludé a un sinfin de funcionarios, sin aprender para qué me servía cada uno.
ResponderEliminarPero, entre políticos finlandeses y personajes de la farándula local (menos mal que mi marido me iba soplando), me reí bastante y conocí a gentes dispares, que en el fondo es de lo que se trata. Tenía que haberme sumado a la catetada a saco y hacerme fotos como tú - qué rápida has estado ;-/
Te felicito por tu blog es estupendo. Quizá algún día nos encontremos en esta pequeña y curiosa ciudad.
Hola Clara, ¡bienvenida a mi humilde blog! ;)
ResponderEliminarDesde luego, fue toda una experiencia, ya lo creo. Lo que pasa es que nosotros fuímos unos cuantos que nos conocíamos y, la verdad, nos relacionamos poco, ¡qué pencos!! Porque te doy toda la razón, si para algo se hacen estas celebraciones es para conocer gente y no precisamente a los funcionarios de la embajada (que, bueno, también, porqué no), ni muchísimo menos a la Preysler, ¡válgame dios! Menudo ridículo haría yo con semejante mujer al lado, uy, quita, quita!
Pues nada, ya nos vemos por lo pronto por aquí y a ver si es verdad que un día puede ser con un cafelito, que tanto gusta a los finlandeses, por medio.
¡Un saludo!