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lunes, 14 de febrero de 2011

Desayuno con diamantes

Este sábado fue bonito.

Y helado.

Salí por la mañana temprano al supermercado. Tenía que comprar platos y vasos de colores para la fiesta de por la tarde, por fin en mi casa. Desde luego con tanto frío poco apetece tirarte a la calle a tomarte unas copas. Y, además, ¿qué mejor plan que reunirte en casa con amigos?

Perfecto diría yo.

Llegando a casa me paré en mitad del camino, solté las bolsas y me quedé un rato observando. Hacía un día radiante, espléndido, como llevaba tiempo añorando. El sol fuera y el cielo azul pero frío, muchísimo frío. Tanto que a través de la luz se podía ver cómo minúsculas virutas de hielo caían desde el cielo. Mientras miraba me gustaba pensar que alguien desde arriba estuviese tallando un gran diamante, quizás para regalarlo hoy por San Valentín.

Y mira que yo no soy mucho de celebrar estos días, pero me han llegado esta mañana dos mensajes y, mira por donde, me han sacado una sonrisa. Gracias.

Pues ya ven, día completamente despejado y lloviendo hielo, ver para creer. Claro que este fin de semana hemos venido alcanzando -20º que hoy, gracias al viento, se sienten como -30º.

En fin (brrr), continúo.

La semana pasada un amigo me comentó que esta semana, en Finlandia, volvían a tener no sé qué excusa para preparar otro dulce típico, laskiaispulla, algo así como los de Runeberg de la semana pasada. Me hizo mucha gracia la de pastelitos asociados a una fecha concreta que tiene aquí. Éste concretamente está relacionado con la Cuaresma, pero hoy día se puede ver en muchos sitios desde que concluye la Navidad hasta Pascua. Son parecidos a los bollitos de leche y, aunque todos están rellenos de nata, ésta puede estar acompañada de mermelada o de almendras.

Así que pensé que para empezar bien el sábado podía comprarlos para desayunar. Y eso hice.

Bonito sábado y bonita manera de comenzar el día.




Y después, ya con energía, me puse a prepararlo todo para la tarde.

Todo el que me conoce sabe lo mal que lo paso siendo anfitriona: que todo esté bueno, que nadie se quede con hambre (ni con sed), que todo el mundo se lo pase bien... Ser anfitrión no es fácil, aunque haya gente que consigue que lo parezca. No, no lo es. Siempre que me toca organizar algo en mi casa me acuerdo una charla que tuve con mi tío Jesús. De pequeña, siempre que íbamos a su casa, todo era perfecto, con un gusto y una originalidad para preparar eventos alucinante, todo estaba estudiado, hasta el más mínimo detalle. Hasta que un día me confesó lo mal que lo pasaba antes de cada una de esas reuniones. Me sentí tan identificada... Desde entonces procuro acordarme de ese ratito de conversación que tuvimos y, ya que no puedo evitar esos agobios, procuro que nadie los note. Por eso yo ayer quise preparar algo sencillo, que no me tuviese toda la mañana de los nervios y que fuese compatible con seguir siendo una mujer casada. Esto es, preparé un tapeo: tortilla, croquetas del puchero, ensaladilla, jamón serrano, queso y paté. También me encargué de preparar una tarta de piña para el postre y prometí que habría mojitos.

La verdad es que todo salió chévere. Salvo un momento de crisis mientras freía las croquetas - ¡pucha! - (tarea que delegué a Dani y que solventó de una manera extraordinaria), el resto fue lindo.

Los amigos que vinieron más o menos os lo presenté en aquel post de Drink & food party. A ella se unieron Marcos y Roger, dos amigos de la pandilla latina de Paola y Jessica, y Jari, el novio finlandés de Roger. Y también vino nuestro amigo Manu que, al final, fue quien se encargo de preparar los mojitos. ¡Mmmmm, qué riquísimos te salieron!, hasta con el azuquita puesta por los bordes del vaso, ¡genial! :D



La fiesta en principio no tenía más motivo que inaugurar mi casa oficialmente. Sí, exacto, después de casi año y medio. Más vale tarde que nunca dicen algunos, jeje. Espero que no sea la última. Aunque yo sufra con los previos, después me lo paso genial. Después de todo, cuadró que Jessica se va el próximo miércoles a Brasil, mes y medio (envidia cochina de la mala) y Paola, que casualmente llegaba de Canarias (envidia cochina de la mala otra vez) , cumple años el próximo viernes, así que había muchos motivos para brindar esa tarde-noche.














Y gracias por esta fotito Roger, ¡me encanta!




Espero que se repitan muchos momentos con vosotros, amigos. Y, ¿por qué no?, ¡feliz día de San Valentín a todos! o si no como me han dicho esta mañana, ¡feliz día de la amistad! El que no se conforma es porque no quiere y a mí casi que me gusta más esta segunda versión.


Y hablando de amistad, ¡ánimo esta semana con tus 50 horas de trabajo, machote!, ¡ailoviu!

sábado, 5 de febrero de 2011

Runebergintorttu

Hoy ha sido día de bandera. Y ojo, que hasta los tranvías se han hecho eco:




Se ha celebrado el día en honor al poeta Johan Ludvig Runeberg, que hoy habría cumplido añitos. Es curioso porque tratándose del poeta nacional finlandés, toda su obra está escrita en sueco ya que era éste el idioma oficial en Finladia en aquella época. Es el autor de Fänrik Ståhls Sägner, considerado el poema épico finlandés más importante al margen del Kalevala. El poema describe los eventos de la Guerra de Finlandia en la que ésta pasó a formar parte del imperio ruso como un ducado autónomo. Fue publicado en dos partes, una en 1848 y la otra en 1860. El reconocimiento por parte del país es tal, que el primer capítulo del poema también se convirtió en la letra del himno nacional finlandés.

Y toda esta historia a cuento de qué. Pues a cuento de que hace tiempo que vengo viendo en todas partes unos pastelitos cuquísimos y resulta que se hacen en homenaje a él. Desde finales de enero hasta hoy se pueden encontrar en cualquier pastelería estos dulces, hechos a base de bizcocho con almendras y bañados en ron, que el poeta normalmente degustaba durante el desayuno acompañado de punsch, licor sueco dulce que se sirve caliente. Vamos, que se ponía fino antes de escribir. Originariamente era una tarta, receta de su mujer, cubierta de una mermelada rodeada por un anillo de azúcar, pero hoy en día abunda más la versión individual, del tamaño de una magdalena y, para que engañarnos, comercialmente más efectiva.

¡Ah! y en Porvoo, lugar donde vivió muchos años y donde falleció Runeberg, que recomiendo visitar, a ser posible cubierto de nieve, se pueden encontrar durante todo el año. Por lo visto estos dulces únicamente se consumen en Finlandia pero, para que os hagáis una idea, saben parecidos a los que se hacen de bizcocho borracho.

Y yo, que me quedé prendada con la historia imaginándome a la mujer cocinándole a su marido constantemente su dulce favorito, ayer hice lo propio con el mío, aunque el detalle fuese menos artesanal por mi parte. Eso sí, los compré en el mercado de Hakaniemi que horas antes me habían dicho que eran los más exquisitos de la ciudad. Y ciertamente, estaban de muerte. Ahora entiendo la adicción que se gastaba este buen hombre.


martes, 25 de enero de 2011

Estas navidades me siguen rondando

Justo hace un mes que comenzó la Navidad y todavía me siguen ronroneando en mi cabeza imágenes y momentos. Quizás sea porque tenía esta entrada pendiente, pero lo dudo. Más bien porque han sido especiales, atípicamente tópicas.

Han estado presentes los grandes clásicos de cada año: el paréntesis malagueño, con su lote de comer, sus partidas de continental, los aguinaldos y toda la parafernalia que los rodea y la única salida de casa, al cine, por segundo año consecutivo. La noche de fin de año, con un guión espontáneamente diseñado y seguido por todos desde que tengo uso de razón y que por eso me mola tanto. El amigo invisible con mis niñas. Los Reyes Magos, siempre mágico... En fin, ese cocktail emocional que necesito durante esos días para ser feliz.

Pero también ha estado repleto de novedades, sorpresas, noticias de última hora y fusión gastronómica-cultural catalanofinesa.

Yo me llevé al sur conmigo un pedacito de Finlandia y mi hermana hizo lo propio desde Barcelona, donde está estudiando durante este curso. Juntas hicimos un popurrí que nos quedó la mar de mono.

Por mi parte hubo Gloggi (con pasas y almendritas), salmón, Juustoleipa (pan de queso), galletas de jengibre, korvapuustit y Koskenkorva (algo parecido al vodka).









Y ella nos deleitó con una deliciosa sopa de Galets y con una tradición catalana, el Cagatió, que nos dejó multitud de chucherías. Pobre, menuda paliza se llevó...





Y hubo un nacimiento inesperadamente adelantado (¡Bienvenida Daniela!)



Bodas con piñata (Cuántos recuerdos y qué gran noche...)




Y escala en Barcelona con cicerones que más quisiera cualquier Lonely Planet





Unas Navidades geniales. Perfectas.