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lunes, 21 de marzo de 2011

La madre que me parió y mi prima la de Blanes

Estos días ando bastante nostálgica y los últimos acontecimientos no hacen sino reforzar esta sensación. Lo bueno es que me gusta sentirme así, me gusta notar como cosas que pudieran parecer insignificantes me emocionan, como preparar las fotos que pondrán el broche a esta entrada, eso me hace sentirme bien, viva. Lo malo es que la nostalgia también me entristece y yo no tengo motivos para estar triste, no sería justo, soy feliz.

Contextualizo.

Mi madre y Maricarmen, la prima de Blanes, estuvieron aquí a principios de mes. Los días previos mucha gente me decía lo nerviosa que estaba mi madre por venir. Es lógico, soy una de sus niñas de su alma, vivo lejos desde hace más de un año y aquí en febrero-marzo hace un frío que te cagas. Razones más que de sobra para sentirse pelín impresionada por el viaje, normal. Eso ya hizo que yo pasase una semana previa bastante agitada también. Estaba deseando verla llegar, enseñarle todo lo que llevaba tanto tiempo queriendo que conociese: mi casa, mi barrio, mis nuevos amigos, mi vida finlandesa. Siempre he vivido tan cerca de ella que se me hacía raro pensar que todo esto no formase parte también de su día a día. Y por otro lado tenía mil cosas que hacer con el regreso a Sevilla a la vuelta de la esquina, pero eso sería antes y después de que se fuesen, eso lo tenía claro.

Mientras estuviesen aquí todo mi tiempo sería para ellas. Para mi madre por ser mi madre y para Mª Carmen por estar siempre ahí, antes y, sobre todo, ahora. Y porque es madre también y eso se nota, por ejemplo, en detalles como éste:



Pues bien, estas dos mujercitas llegaron, vieron y vencieron. Llegaron sanas y salvas, que haciendo escala en Alemania no es fácil. Vieron, y jugaron, y rieron, y contaron, y cayeron, y saltaron, y sobre todo, se diviertieron. Y vencieron, porque aguantarme diez días seguidos, sin un Dani (que andaba de viaje) conciliador de por medio, tiene un mérito infinito.

El caso es que me han hecho reír y me han mimado muy mucho a partes iguales .Esos cariñitos que sólo una madre puede darte, a mí me los dieron dos. Y esa tranquilidad de que nada puede pasarte porque ella está siempre ahí cerca, a un palmo de distancia. No sé, me he sentido extraña. Haciendo de madre y de hija a la vez. Mostrando cosas nuevas a esa persona que se ha pasado años enseñándomelas a mí. Peleándome por pagar (cuántas veces juré de pequeña que nunca lo haría), viendo cómo se las entienden con un taxista estonio, comprobando que hacen unas fotos estupendísimas, verlas salir corriendo al ojopatio gritando "¡¡nieva!!", escuchando historias de un tal Leuri, comiendo tartas de zanahoria y queso en porciones que al final fue de lonchas, comiendo un pulla tras otro, preguntando a un camarero si el barco en el que vamos montadas va a Helsinki y no a Estocolmo, hablando en catalán - ¡ah, no! :P -, dando infinitas vueltas por encima de una iglesia construída en roca, jugando a ser espadachines con carámbanos, esperando que tres autobuses de rusos dejasen tranquilo a Sibelius, jurar que no compraríamos más pasteles a una chica que no estaba por la labor de venderlos, echarme cremita de manos al levantarme y antes de dormir y alguna que otra vez en alguna cafetería, decir una y otra vez lo increíble que es poder ver como el mar está congelado, no-haciendo el ángel porque estaba la nieve dura...




No puedo parar de reír mientras veo el vídeo una y otra vez. N sé si me perdonarán esta jugarreta pero yo estoy orgullosísima de las dos. Lo único lamentable del vídeo es la voz repelentosa que se escucha de fondo, el resto es lo más. La una diciendo que mejor hacer el ángel bocabajo, ¡dónde se ha visto!, y la otra revolcándose como un flamenquín, jajaja, ¡qué grandes!

Y para compensar lo anterior, este regalito va por vosotras. Gracias, mil gracias por esto días inolvidables, por llenarlos de buenos momentos. Pero sobre todo gracias por sentiros ahí, siempre, tan cerquita de mí.

Mamá, te quiero.

Maricarmen, te haces querer.

Vosotras si que sois un verdadero regalo.

My mom in Helsinki from Marta Comesaña on Vimeo.





jueves, 3 de marzo de 2011

Suomenlinna, un avance / Suomenlinna, an advance


Ahora que la visita aún duerme, derrotadas ellas por haber sucumbido durante varias horas a los encantos de esta bonita isla-fortaleza, aprovecho para subir un vídeo de ayer. Es sólo un adelanto, Suomenlinna da para mucho más.

Yesterday we went to Suomenlinna. It is a fortress just twenty minutes from Helsinki. This is an advance, soon I am going to post more about it.




jueves, 10 de junio de 2010

Crónica de una visita anunciada

Hoy hace una semana que llegaron Antonio y Susana. Si no fuese por las pruebas gráficas que lo evidencian, diría que ha sido un sueño. Un sueño de largos paseos, ricos manjares y ambiente de feria.


Jueves, 03 de junio de 2010

Su avión aterrizaba a las 18.00. Dani iba solo a recogerlos porque le cogía de camino de vuelta del trabajo. A las 18.30 ya no me quedaban uñas por comerme. Al fin, una hora después, sonaban las llaves en la puerta. Y allí estaban, ¡era cierto que venían! ¡Y con un pan debajo del brazo! En forma de salchichón, chorizo y jamón de Cardeña - que para eso Antonio ha estado trabajando allí para la película Entrelobos - Ron de Venezuela, traído de Venezuela, ¡picos!! (que aquí no hay, nooo) y Manzanilla La Guita para brindar por la feria de Alcalá de Guadaíra, mi pueblo (detallazo!). Todo de pura cepa, vamos. Y Sue, la pobre, traía consigo una afonía que llevaba arrastrando desde su madrugón, aquel 23 de mayo, para ver el último capítulo de Lost en el cine. Es lo que tiene... Aporto las siguientes pruebas para los envidiosos escépticos (y que conste que la primera que se muere de la envidia soy yo):





Después de tan agradable recibimiento, nos fuímos a dar un paseo por el centro, nos tomamos sendas cervecitas y karpalo lonkero(s) (ahí dejo un enlace a una entrada anterior para quién no recuerde lo que es) en el Loose, y cenamos en Koto, un restaurante al que habíamos ido ya en contadas ocasiones pero nunca desde que lo cambiaron de sitio. Muy recomendable. Y seguro que si van algún día, la nueva camarera tendrá algo más de experiencia...


Viernes, 04 de junio de 2010

Casi con las legañas puestas, fuímos a desayunar a Tori, un restaurante cerca de casa, que abre ininterrumpidamente desde las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche (los fines de semana hasta las 7 de la tarde). Y no, no nos pegamos el madrugón, por si alguien lo estaba pensando!

Con las pilas cargadas fuímos al mercado que está en el puerto a comprar "algo" de salmón para cenar. Digo "algo" porque nos hemos llevado todo el fin de semana comiendo salmón, con mucho gusto, eso sí. Está tremendísimo.



Tras varios intentos fallidos de coger el tranvía para que nos llevase a ningún lado llegamos, andando, a un mercado de cosas antiguas. Lo descubrimos Dani y yo hace un mes o así y supimos que a estos dos les encantaría. Y les encantó.




Después, paseando por el puerto y parándonos a tomar algo en Úrsula, aquel sitio con terraza y mantitas en las sillas que en su día dejé huérfano de nombre, un clásico para nosotros ya. Hasta que llegamos a casa y cenamos "mucho salmón".




Sábado, 05 de junio de 2010

Tercera visita a Porvoo. Y no por ello deja de sorprenderme. Las dos veces anteriores el panorama era bien distinto: frío, lluvia, nieve. Ahora todo está impresionantemente verde. Todo aquéllo que antes yacía aparentemente muerto, ahora está más vivo que nunca. Es todo: los olores, los colores,... naturaleza en estado puro.



Ahora, con el buen tiempo, aprovechan y ponen un mercadillo en lo que en invierno nunca pensé que podía ser una plaza.



Lo que nunca ha faltado por allí es gente. Aunque a eso de las cinco, cuando cierran las tiendas y cafeterías sitas en el centro turístico, cuquísimas por cierto, aquello parece el pueblo fantasma. Por lo menos, en esta época, sigue siendo de día...




Y ésta creo que es la única foto en la que salimos los cuatro. El tipo americano que nos la hizo fue el que nos aconsejó ir a Tin Tin Tango. Si leeis hasta el final, sabreis de qué hablo:



Bellísimo Porvoo. Siempre me quedarán ganas de volver.

Ya por la noche, nos fuímo de cena y de discotequeo.

En primer lugar, teníamos reserva para cenar en Demo, un restaurante de comida exquisita en el que no te tienes que marear para pensar qué pedir porque existe la posibilidad de optar por un menú degustación que va cambiando cada cierto tiempo. Pero que ya se encargan de marearte si pides dicho menú con vino, puesto que una vez que te sirven la copa, te dejan la botella en la mesa para que la termines. Y con cada plato, un vino distinto. Y son cuatro platos. Cuatro vinos distintos. Cuatro botellas enteras de vino. ¿Veis? Ya me estoy mareando otra vez...

Después no fuímos a tomarnos unas copas al Tavastia, una sala de concierto que hace las veces de sala discoteca. El sábado, los chavales que han acabado este año el instituto, celebraron su graduación. Todos ellos llevaban su gorra que lo acreditaba. Y, como yo no podía ser menos y en su día también lo aprobé, pues me dejaron uno (va por tí, mamá):



Tengo que agradecer enormemente a Tytti que me buscó el atrezzo y a Joel que me lo prestó. No fue tarea fácil que alguien me dejase uno para inmortalizar el momento. Ambos salen en la foto. ¡Kiitos!

Y no quiero dejar pasar la oportunidad de felicitar a Saara, una amiga nuestra, guapísima, que también este año también ha presumido de gorra, ¡enhorabuena!:




Domingo, 06 de junio de 2010

El domingo fue un día tranquilo.

Fuímos a almorzar a Saaristo, un restaurante que pertenece a la cadena A&S, a la que un día de éstos dedicaré una entrada. El almuerzo no fue tanto lo buenísima que estaba la comida, estilo buffet incluyendo el postre, si no la localización: una pequeña isla a la que se accede en un barco que tarda, aproximadamente, un par de minutos en llegar. Otra maravilla descubierta:



Por la tarde fuímos a ver, cómo no, la final de Roland Garros: Robin Soderling contra Rafael Nadal. Desde aquí aprovecho para darle la enhorabuena por ganar su quinto Roland Garros y por recuperar SU número uno. Tenía que hacerlo, es un truco para que mi blog salga en todos los buscadores :P

Por la noche fuímos a un bar donde puedes alquilar una sauna para tomarte lo que pidas. Y eso hicimos. Se llama Tin Tin Tango y es una opción estupenda para no irte de Finlandia sin hacer algo tan típicamente finlandés como es "saunear" (te lo he puesto a tiro, Dani).

Y nada más. Esto es lo que ha dado de sí este sueño que comenzó el pasado jueves y terminó el lunes, a eso de las once de la mañana, cuando estos personajillos partieron rumbo a Madrid nuevamente. Han prometido volver. Ya cuento los días que faltan.



He dejado en el tintero algún detalle. Por ahora.

Continuará...



Mientras tanto, podéis pasaros a ver el resto de fotos a flickr, sólo tenéis que pinchar aquí. Iré subiendo más cuando las vaya teniendo listas.

¡Hasta la próxima (entrada)!

lunes, 31 de mayo de 2010

Crónicas semanasanteras a destiempo: nieve por los pelos

Debido a que regresé a España a los pocos días de irse de aquí Antonio, Elvira, Nicolás y Pablo, esta entrada se me ha ido quedando colgada. La escribí casi entera en el avión que me lleva de Helsinki a Madrid pero cuando pisé suelo alcalareño decidí no actualizar el blog mientras estuviese “de vacaciones”. Ahora coge un poco a destiempo, pero me pareció un despropósito dejarla en el olvido con lo bien que lo pasamos durante esos días. Además, hubo muchas experiencias nuevas para nosotros, entre ellas, ver cómo, esta vez, los niños que disfrutan con la nieve son los nuestros. Sólo con eso nos ha sobrado.

Creo que al hablar de la visita de Conchi y Clemente nunca llegué a decir lo rápido que se me pasaron esos 9 días. Digo esto porque la visita de Antonio, Elvi y los niños se me ha hecho aún más corta si cabe. Hemos tenido tiempo de hacer multitud de cosas y, sin embargo, me queda la sensación de haber pasado una semana placenteramente tranquila.

Este invierno ha sido especialemente frío en Helsinki y eso ha supuesto que haya nevado mucho y durante más tiempo. Gracias a esto, estábamos seguros de que todo seguiría blanco en Semana Santa, a pesar de que otros años no hubiese sido lo normal. Sin embargo, los días previos a que llegasen mis cuñados, Dani y yo empezamos a ponernos un poco nerviosos: las temperaturas empezaron a subir – en torno a los 0ºC -, comenzó el deshielo y el nivel de nieve iba bajando considerablemente cada día. Porque, claro, Nicolás se está haciendo mayor pero no deja de ser un niño y temíamos que el viaje no cubriese las exigentes expectativas que conllevan sus 6 años. Sobre todo cuando no para de escuchar lo bonita que es la nieve y lo divertido que va a ser tirarse en trineo por ella y hacer muñecos de nieve.

Pero la nieve aguantó. Lo justo, pero ahí estaba. Es una pena que no hayan podido ver cómo todo, absolutamente todo, estaba cubierto de una capa blanca pero la verdad es que, en relación con años atrás, todo ha resultado ser perfecto. Y Nicolás se ha tirado en trineo. Y Elvira. Y Antonio. Y Dani. No sabría decir quién disfrutó más. Sólo he faltado yo pero alguien se tenía que quedar con Pablo y tita Marta, encantada de la vida, se ofreció. Lo único de lo que me arrepiento es de no haber comprado antes el trineo para irnos Dani y yo a tirarnos todo el tiempo. Otra actividad apuntada para el año que viene, sin duda, desde que caigan los primeros copos. Y, por supuesto, también hubo muñeco de nieve y, oye, que no es tan fácil hacerlo como pensaba, tiene su cosa. Y nada que envidiarle a un muñeco de nieve autóctono, con sus gafas, sus guantes y su gorro. La única pega que se le puede poner es la falta de la zanahoria a modo de nariz pero es que este año por lo visto hubo plagas de conejos en la ciudad y temíamos una catástrofe.... ¿Ha colado? Que conste que lo de las plagas de conejos no es coña. Por lo visto, durante esas semanas fue es el periodo de reproducción y el ayuntamiento de Helsinki no quiso dejar que las crías se queden huérfanas. Algo que resulta incoherente si cuando crezcan tienen intención de acabar con ellas. Pero en fin, no intentemos entender a los finlandeses que, para ciertas cosas, son pelín rarunos.











Los niños estaban perfectamente uniformados con sendos monos aislantes para la nieve que le regalaron los abuelos paternos. Pero el tema guantes y zapatos hubo que remendarlo. Y no es que no fuesen válidos en condiciones normales pero, ¿llamarían condiciones normales a un niño de seis años jugando en la nieve durante horas?, pues no, no lo son. A Nicolás la nieve le llegaba a la cintura en su intento de llegar con el trineo a lo más alto posible para tirarse. Acción repetida más de tres y más de cuatro veces. Y los guantes de punto están muy bien para el frío pero ante una pelea de bolas de nieve terminan poniéndose chorreando. Conclusión: botas de agua y guantes impermeables para tapar los de lana. A partir de entonces, todo perfecto.

Lo único negativo a destacar es que Pablo se llevó más tiempo con fiebre, en el hospital, que sano. Un día nos tuvimos que quedar en casa para dejarle que se recuperase del todo. Pero, todo hay que decirlo, no nos vino nada mal un poquito de descanso. Afortunadamente, de todo esto ya ha pasado tiempo y Pablo está estupendamente. El pobre. Menos mal que es pequeñillo y no creo que le eche la cruz a Finlandia. Y, por cierto, ¡a Nicolás le han puesto gafas! Y yo que pensaba que no se podía ser más guapo...

Pues, a modo de resumen, muy resumido, ésa fue la segunda visita que recibimos. La semana que viene tenemos aquí a los siguientes en venir, Antonio y Susana, ¡qué ganas de verlos ya!