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jueves, 30 de septiembre de 2010

Sienestää (Entrada en español)


Es el verbo utilizado en finlandés para decir "coger setas". Es increíble cómo se adaptan las lenguas según las actividades que se consideran comunes en cada lugar.

Del mismo modo, hay otro verbo, saunoa, que significa lo que en español sería "saunear" y que, de momento, es incorrecto decir aunque todos sepáis de qué estoy hablando.

Pues siguiendo con las setas, desde hace un mes o así es aquí la época perfecta para ir a por ellas, aunque ya deben quedar pocas, puesto que llevamos desde el fin de semana pasado, sin apenas alcanzar los 10ºC. El caso es que la semana anterior pudimos hacer estas fotos:






Lo sorprendente de la historia es que nosotros no habíamos ido ese día a coger setas. Todas las fotografías están tomadas en Tahtitorninmaki, el parque de al lado de casa y resulta impresionante cuando las ves, no sólo por la cantidad, si no por la variedad. Es la magia de la naturaleza, me quedé sin palabras.

Pero mucho más raro, si cabe, fue encontrarnos con esto a finales del mes de julio:



Este árbol está situado en una pequeña zona verde del centro de la ciudad y no era normal que setas de tal envergadura estuviesen ahí, en el tronco, y por esas calurosas fechas. Un mes más tarde de hacer la foto me encontré ese mismo árbol rodeado de bomberos. Por lo visto, con las lluvias el árbol, medio hueco, se había llenado de agua y se estaba apurgarando por dentro, pudriéndose, y tenían el temor de que terminase cediendo. La solución fue drenarlo. Colocaron una especie de grifo desde el interior, a través de un agujero que tenía y el chorro de agua que salió era impresionante. En las imágenes no se aprecia muy bien el método que os cuento podéis ver la expectación que causó y, además, en la segunda foto si os fijáis bien, podéis ver el grifo sobresaliendo del tronco. Así igual os podéis hacer una idea:




El caso es que así se explicaría todo: se creó un ambiente húmedo que propició la aparición de semejantes hongos en tan, aparentemente, extrañas circunstancias. El pobre árbol quedó con un agujero tremendo pero la buena noticia es que no ha sido necesario talarlo y ahí sigue, con la huella de lo acontecido:


lunes, 9 de agosto de 2010

Un domingo cualquiera en Seurasaari



Seurasaari es un parque de Helsinki albergado en una isla. No es muy grande pero si bastante coqueto. Está a dos pasos del centro y es un sitio perfecto para echar un domingo de campo. Una de los aspectos más curiosos de este lugar es que queda restringido, no sólo el acesso de vehículos de motor, como es lógico, sino también el de las bicicletas. Y no sabéis bien el favor que hacen porque imagínense el coñazo que sería esquivar tanta estructura metálica rodante.



Hay una barbacoa encendida con un baúl de leña al lado para prepararte la comida a tu antojo. La primera vez que fuímos nos compramos las salchichas en un puesto cercano pero no tenían pan ni, por supuesto, cerveza. Aquí en Helsinki no te venden alcohol en cualquier lado. Esta vez hemos ido preparados con nuestras salchichas, filetes adobaos, ketchup, mostaza e, incluso queso. Y, por supuesto, cervezas Yo me he comprado mi botellita de agua fresquita para bajar mejor el pan, ya se sabe.






Después de comer, como buen español una buena siesta y como buen finlandés un cafelito, aunque los de aquí no son los mejores de la ciudad, todo hay que decirlo. Esta caserío de madera tan mono también hace las veces de restaurante, para el que no lleve consigo el espíritu aventurero.






El año 1909 inauguraron en Seurasaari un museo al aire libre, sirviendo como precedente el de Skansen en Estocolmo, en el cual se puede ver edificios de madera muy bien conservados traídos desde todas partes de Finlandia y construídos en su mayoría entre los siglos XVIII al XX y que en conjunto dan una visión de la vida rural del país durante esa época.







El edificio más antiguo trasladado a este parque es la Iglesia Karuna, levantada en 1686.



El acceso al interior de estas estancias está limitado sólo a verano, aproximadamente a partir de la celebración de Juhannusta, pero siempre están ahí para que uno vaya cuando buenamente pueda o quiera a verlas desde fuera.

Merece la pena pasar un día en este parque, sobre todo en época estival, donde no faltan columpios, japoneses haciéndole fotos a todo y donde hay tanta ardilla roja que al final terminas sin echarles cuenta.


martes, 1 de junio de 2010

Tarde de domingo en el zoo

¿Qué hace la mayoría de la gente un domingo? Cualguier cosa menos trabajar. ¿Y si es domingo por la tarde? Probablemente, dormir la siesta. Los animales del Zoo de Korkeasaari deben seguir la misma rutina humana porque la mayoría, de una manera u otra, estaban ausentes. Una prueba de ello es esta foto, en la que al fondo, rodeado con un círculo rojo para facilitaros su localización, se puede ver a una leona durmiendo plácidamente. Se encuentra en una de las primeras jaulas. Así estaba cuando llegamos y así seguía, un par de horas después, cuando nos íbamos.



Pero cierto es también que hay gente a la que le toca trabajar en domingo. Unos con más ganas, otros con menos. Y los hay que se desviven por su profesión, sea cuál sea el día de la semana que tengan que desempeñar. Y en este punto nos encontramos con otra similitud en el reino animal. Muchos de ellos sólo posaban absortos, ensimismados, abstraídos,... Únicamente viendo pasar el tiempo hasta la hora de picar billete. Pero hubo otros que nos transmitieron su vocación por lo que hacen y disfrutaron mostrándose bellos, fuertes, vigorosos ante nosotros, aquéllos que vamos al Zoo un domingo en lugar de dormir la siesta. Los dos ejemplos más claros de dedicación y compromiso con su trabajo fueron el leopardo y un cocodrilo de pequeño tamaño (no por ello causante de menos impresión). Gracias a ello, sendas imágenes.




Y, en último lugar, aquéllos que van al trabajo no se sabe muy bien a qué y lo que consiguen es entorpecer al resto. Pues eso mismo ocurría en este zoológico. Había muchos tipos de aves, entre ellos, pavos reales, ánsares, patos y gaviotas, andando a sus anchas por allí y, en algunos casos, limitando los accesos. Los ánsares resultaron ser, además de todo, peligrosos. Intentamos un par de acercamientos pero fuimos rechazados de maleducadas maneras. Manu fue uno de los afectados:



La idea de pasar este agradable domingo rodeada de animalillos fue de Aída, una compañera de Dani que está pasando aquí un par de semanas por motivos de trabajo. Habíamos hablado de ir varias veces pero hasta que no ha llegado ella, poniendo orden, no ha podido ser.

El Zoo se encuentra en la isla de Korkeasaari, comunicada con un puente a la ciudad de Helsinki. Se puede acceder a ella en ferry, en metro, en autobús o en coche. Nosotros optamos por coger la primera opción, desde Market Square (Kauppatori). Tarda sólo 15 minutos y el precio está incluido con la entrada al Zoológico.

Durante el trayecto observamos una estructura metálica con forma de ¿huevo? (no sé, juzguen ustedes mismos) que resultó ser un mirador. Hacía muchísimo viento pero mereció la pena echar un vistazo.




Y, para concluir, como madre no hay más que una, sus deseos son órdenes para mí. Ahí la llevas:



Para ver más fotos de nuestra visita al zoo, podéis pinchar aquí pero animales que no seamos nosotros no vais a ver muchos :)